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viernes, 8 de marzo de 2013

8M, mucho más que un día: mujeres en lucha, ayer, hoy y por siempre.



MUJERES EN LUCHA, AYER, HOY Y POR SIEMPRE.


A estas alturas de la crisis en el país, creo que no es difícil de defender que el origen de la misma, y el progresivo empeoramiento de las condiciones de vida de las mayorías sociales, no responde a un misterio de la ciencia, ni un accidente natural que no podíamos prever ni evitar.

La realidad, más que obvia, es que no todo el mundo sufre igual la crisis, incluso que aquellos que se beneficiaron de las grandes épocas de bonanza siguen beneficiándose hoy del expolio de lo común, mientras el común de la gente endeudó su vida para poder acceder a derechos fundamentales como la vivienda y aún hoy, cuando no tiene trabajo ni posibilidad de encontrarlo, se encuentran abandonados a su suerte, desahuciados, endeudados de por vida, y  sin un sólo poder público que los ayude a no caer en la absoluta miseria.

Ante este drama cotidiano cuesta mucho dar respuesta a la pregunta de cómo hemos llegado hasta aquí, de cómo hemos pasado de ser un país próspero a  ser un país donde las familias no pueden garantizar el alimento a sus hijos e hijas. Pero es simple. Las mayorías sociales hemos permitido, hemos consentido que una casta minoritaria gobierne lo de todos en beneficio exclusivo de su clase. Lo ha dicho Susan George en una entrevista magnífica en la Marea "ya no se puede llamar crisis, es un capítulo más de la lucha de clases"

Esa que parecía haber muerto con el fin de la Historia y el aparente triunfo  de la democracia del mejor de los mundos posibles, donde parecía que todo el mundo era feliz y todo el mundo estaba de acuerdo con que  el mundo fuera así.

El consentimiento social es la clave de las democracias liberales, que la mayoría respalde las decisiones de un gobierno y emita un voto que les de la mayoría parlamentaria es clave para acceder el poder en democracia. Pero ese consentimiento, ese respaldo expresado en votos, dicen los expertos en la materia, que no responde a decisiones racionales basadas en la evaluación exhaustiva de las ofertas y comportamientos políticos de los partidos en contienda. Responde a muchas otras variables, más relacionadas con la emoción que con la razón. Unas emociones que son manipulables, que pueden conseguir generar una opinión  colectiva  que no soporte un contraste razonado con la realidad.

Una de las emociones más poderosas, y que mejor maneja el poder, es el miedo. El miedo, ese instinto básico que nos garantiza la supervivencia porque nos pone en alerta ante riesgos que amenazan nuestra vida o nuestro bienestar, manejado adecuadamente puede convertirse en el mayor enemigo de las personas y las sociedades, puede conseguir que avanzamos con paso firme a nuestra propia destrucción.

El miedo, esa es la base del sistema de dominación que es el capitalismo. Miedo a perder el trabajo, a no poder alimentar a tu familia, miedo de que te priven de la libertad, miedo físico o emocional a la humillación y degradación, el miedo que hace demasiado tiempo que sólo siente quienes están pagando la crisis.

El miedo que se le metió hasta el tuétano  a esta sociedad cuando perdimos la guerra y que aún hoy atenaza a buena parte de la población, un miedo que no sintieron nuestras abuelas cuando tuvieron que defender la democracia frente a los golpistas que nos robaron el sueño colectivo de ser   un país mejor.

Este 8 de marzo, en el que tenemos tanta urgencia de perder el miedo, quiero aprovechar la invitación de jóvenes  IU de Parla a escribir este artículo para hacer un homenaje a nuestras abuelas, y lo quiero ejemplificar en una mujer que no es mi abuela biológica, pero desde  luego es mi abuela política, la mía y la de todas  las mujeres de IU Rivas.
Obra original de Javi Larrauir, de la serie mujeres republicanas
Vicenta, como otras tantas mujeres en este país ha sido demasiado tiempo anónima, y por tanto, no les hemos agradecido suficiente su labor, su anónima contribución a que este país mantuviera la dignidad.
No les fue fácil, eran minoría, tenían todo en contra, pero no tuvieron miedo porque la determinación en sus convicciones, en que hacían lo correcto, les permitió asumir lo que viniera con la cabeza alta, porque querían poder decir, como hoy debemos reconocerles; nosotras no nos quedamos de brazos cruzados, nosotras los dimos todo por lo que creímos un ideal justo y noble.

Es por esta determinación  por lo que hoy mujeres como yo, como su nieta, como sus hijas, como su nuera, podemos seguir soñando con un país mejor, y luchando por conseguirlo, a ella, a todas ellas les debemos honrar su lucha, luchando hoy, para poder decir, también nosotras, lo daremos todo por un futuro mejor para las que han de venir.

Por ella, por todas las que como ella se lo jugaron todo por nosotras, este ocho de marzo,  saldremos a la calle, no a los actos institucionales en los que el PP quiere darnos flores mientras nos roba nuestros derechos, a la calle, a tomar por nuestros medios lo que no están dispuestos a permitirnos. juntas, organizadas. Porque la calle es el espacio y la organización es el método que tenemos las de abajo para luchar contra los de arriba.

Sin miedo, ese miedo social que en el 29 hacía saltar a los banqueros por las ventanas y en pleno siglo XXI  esta asesinando a las familias desahuciada, una sinrazón que sólo se explica porque no somos conscientes de nuestra fuerza, de que juntas podemos hacer que el miedo cambie de bando.

Tania Sánchez Melero 
Diputada de Izquierda Unida-Los Verdes
en la Asamblea de Madrid

8M, mucho más que un día: canción hasta cuando


HASTA CUÁNDO


Mirar el mundo a través de una red
escondiendo la cara de una mujer
mujer en el olvido, mujer sin nada que ofrecer
aprieta los dientes siempre que tiene que obedecer

Lucha contra ella misma para sobrevivir
pero cansada se deja morir
nadie la preguntó nadie vio sus ojos llorar
y llorar….sus ojos llorar

HASTA CUÁNDO VIVIR ENJAULADA DEJANDO DE EXISTIR
IGNORADA, GOLPEADA, HUMILLADA
HASTA CUÁNDO VIVIR ENJAULADA DEJANDO DE EXISTIR
IGNORADA, GOLPEADA, HUMILLADA, SIN SENTIR
EL SOL, EL SOL SOBRE TU PIEL
Y TOCAR EL PELO DESPEINADO POR EL VIENTO

No encuentra la salida, no existe una solución
respeto es una palabra que se la negó
es tan solo una sombra, debajo de un velo
que le asfixia el alma y le borra su cuerpo
y le borra su cuerpo


HASTA CUÁNDO VIVIR ENJAULADA DEJANDO DE EXISTIR
IGNORADA, GOLPEADA, HUMILLADA
HASTA CUÁNDO VIVIR ENJAULADA DEJANDO DE EXISTIR
IGNORADA, GOLPEADA, HUMILLADA, SIN SENTIR
EL SOL, EL SOL SOBRE TU PIEL
Y TOCAR EL PELO DESPEINADO POR EL VIENTO


¿Hasta cuándo?


Autora Noelia Catalán Montero.
Escrita de Febrero a Septiembre del 2010.

8M, mucho más que un día: mujer e historia.

MUJER E HISTORIA.

Llama la atención como, al inicio de las sociedades, eran las mujeres las que tenían una gran relevancia, y un ejemplo es la cultura de los Astures. Era una sociedad matriarcal donde eran ellas las que ejercían el control social.
La mujer era la que heredaba, y una vez casada, la mujer no perdía los derechos sobre su hacienda ni sobre los bienes obtenidos durante el matrimonio. Para disponer de ellos, tenía que ser con el consentimiento de ambos.
Ellas decidían con quien podían casarse sus hermanos, y cuando daban a luz se producía lo conocido como la “covada”. Era el marido el que debía cuidar del bebe y también el encargado de recoger los regalos de los vecinos al recién nacido, mientras la mujer continuaba con sus tareas. Eran las encargadas del trabajo en el campo y el hombre se dedicaba a la caza y a la guerra, aunque se cree que ellas también participaban en las batallas.
No es que fuera una sociedad perfecta para la mujer, que con la llegada de la Iglesia Católica solo hizo que empeorar, pero llama la atención que en sociedades del S. VI a. C. las mujeres tuvieran plenos derechos, cuando aún recordamos como nuestras madres y abuelas necesitaban la tutela de los maridos y padres para tareas cotidianas.
Seguramente, estemos viviendo -las mujeres- nuestro mayor nivel de igualdad  gracias a muchos años de lucha, aunque organizaciones como la iglesia Católica o grupos políticos como el que actualmente gobierna, siempre contrarios a los derechos de la mujer, se atreven a poner en duda nuestra capacidad de decidir en temas tan importantes como la maternidad. 
Donde nos queda mucho camino que recorrer es en el mundo laboral. No terminamos de incorporarnos y cuando lo hacemos es en peores condiciones que el hombre.
Estamos sufriendo -toda la sociedad- una involución aprovechando la crisis económica para recortar derechos, y en el caso de la mujer, al ser más vulnerable, estos recortes son más profundos.
Nuestra lucha tiene que continuar, nos están quitando lo conseguido y aún nos quedaba un largo camino por recorrer hasta conseguir la igualdad.

Mada Rostro.


8M, mucho más que un día: mujer e inmigrante


MUJER E INMIGRANTE.

Los contextos de crisis nunca nos fueron favorables. Desde las primeras conquistas hasta el pantanoso camino en el que estamos sumergidas, el terreno se nos ha planteado difícil. Es más, identificar esta crisis como un ciclo económico regresivo socialmente, no es suficiente, puesto que no hemos cesado de reivindicar aquellas cuestiones que nos pertenecen… Por lo que antes y necesariamente ahora, seguimos en la lucha.
Nos azota una crisis sistémica que muestra sus contradicciones sociales y políticas más duras, perpetuando y ahondando en las desigualdades que lo sustentan. Y aquí es oportuno parar y reflexionar en clave de género y poner sobre la mesa las reivindicaciones igualitarias en derechos, economía y política porque se hacen necesarias para la defensa de nuestra propia identidad sin los estereotipos marcados por las políticas neoliberales que nos subordinan, como mujeres, a la sobra del hombre.
No nos engañemos, que ello/as vociferen que estamos en plena igualdad no hace más que ocultarnos, invisibilizarnos y relegarnos a aquel lugar del que no debimos haber salido, la esfera privada. Porque el reconocimiento de derechos ha mantenido la diversidad y la diferencia, y si hoy cuestionamos las bases de la propia ciudadanía, encontramos la exclusión  del resto de identidades, del género, del sexo, de la raza, la lengua y la clase.
Es decir, que este sistema tenga como objetivo la homogenización social y para ello se apropie de la victoria de la igualdad, es en realidad la legalización de la desigualdad marcada por la economía de mercado.
Sino ¿Cuál es la explicación de la feminización de la pobreza? La tasa de ocupación femenina sigue siendo menor que la masculina y además la desigualdad salarial hace de los trabajos desempeñados por mujeres sean más precarizados. En el caso de la población inmigrante la situación es más dramática y no podemos obviarlo, pese a que la urgencia de las medidas sean otras esta es una cuestión que nos afecta a todas y a todos.
La tasa de desempleo entre las personas inmigrantes es el doble que la de las/os españolas/os y las disparidades entre hombres extranjeros y mujeres extranjeras sigue siendo notoria, aunque sin tener datos que verifiquen esta problemática porque son mano de obra destinada a sectores económicos con múltiples irregularidades.
Las mujeres inmigrantes en este caso se encuentran en una disposición de inferioridad.
Por un lado, por la precarización de su trabajo, ya que son sujetos económicos que contribuyen más a la economía de lo que después perciben, es decir, que las tareas que realizan no son consideradas como trabajo y que en su mayor parte está destinado tanto al trabajo doméstico, al mantenimiento de sus propios hogares y ajenos, como a los trabajos de cuidado, que impiden una independencia real del sustentador de la familia y cuya regulación es complicado que sea efectiva.
Por otro lado, como consecuencia sus condiciones precarias otros destinos laborales están en la hostelería y en la prostitución. Con lo que se da inestabilidad y desamparo jurídico por la falta de reconocimiento real del trabajo y de derechos.
La consecuencia inmediata es que por el hecho de ser inmigrante y mujer es que existe desprotección laboral y jurídica que es permitida y mantenida en el tiempo.  Por ejemplo, que intenten llevar a cabo la regulación de las empleadas del hogar, recordemos que es el  sector en que las mujeres e inmigrantes son más numerosas, no es un incentivo para ofrecer la protección y asistencia laboral necesaria como cualquier trabajo regulado, sino para que florezca la economía sumergida. Sabemos que las empleadas del hogar y aquellas que se dedican a los cuidados no son las que más evaden en la economía.
Al igual que ocurre con la prostitución, cuyas trabajadoras, forzadas o voluntarias, para la industria del sexo se encuentra con múltiples factores de vulnerabilidad por la falta de protección y servicios asistenciales. Aunque la problemática que suscita la prostitución nos debería llevar a un debate mucho más profundo, no deja de ser evidente la exclusión social y la estigmatización de estas mujeres, sin garantía de una vida digna.


Es una obviedad, están institucionalmente fuera, no tienen derechos sociales, políticos y civiles lo que hace que aumente la desigualdad entre hombres y mujeres, también entre la población inmigrante. Como he apuntado, las inmigrantes se ven destinadas a trabajos precarios con escaso reconocimiento económico terminando en exclusión y desigualdad.
La integración de estas culturas minoritarias es necesaria si queremos que su reconocimiento lleve de la mano derechos y garantía de vida. Sin embargo, debemos cuestionarnos si la integración debe ser mediante los patrones institucionalizados de la cultura dominante, porque garantiza  que predominen la estructura de clases y el orden de estatus mediante los que continúan las desigualdades jerarquizadas. El mercado es otro factor predominante en este proceso de integración y como tal, no puede garantizarse una justicia redistributiva. Lo que conlleva a un reconocimiento erróneo ya que van a seguir perpetuándose estructuras subordinadas que demandarán otras necesidades. Por lo tanto, su lucha y reconocimiento, es también el nuestro.
Nos une la lucha contra el patriarcado común, de ser visibilizadas y poder actuar. Es imprescindible que la cuestión identitaria se eleve al debate y sea objeto de reconocimiento como iguales y libres y que nuestro reconocimiento no sea una reordenación del sistema patriarcal. Es un esfuerzo por encajar las cuestiones de implementación de justicia social, libertad y dignidad para las mujeres.
Porque el patriarcado es universal y no existe una igualdad entre hombres y mujeres. Cada exclusión, maltrato, acoso no es a una persona individual sino que es parte de una organización de la relación entre los sexos y que nos atañe a todas y a todos.


Eva Martínez Borrega.
Estudiante de ciencias políticas y la administración pública, coordinadora del área de juventud IU-LV Leganés y miembro de la comisión coordinadora de jóvenes de IU-CM.