jueves, 7 de marzo de 2013

8M, mucho más que un día: educación para la igualdad.


EDUCACIÓN PARA LA IGUALDAD
UN RETO PARA NUESTRAS ESCUELAS (y nuestra sociedad).



En un contexto de recortes salvajes a nuestros derechos como los que estamos sufriendo a diario, sería raro que la igualdad de oportunidades y las medidas educativas encaminadas a la transformación del sistema patriarcal no se vieran afectadas.
El sistema educativo nos forma para ser autómatas productivos, olvidando que somos personas y lo que nos hace más fuertes, ciudadanos y ciudadanas conscientes de nuestros derechos. Ahí es donde me centraré en el artículo, la importancia de la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su sexo u orientación sexual desde el sistema educativo.
Una primera cuestión que debemos tener clara a la hora de plantear cualquier iniciativa vinculada al concepto de Igualdad, pasa por entender que Igualdad de Oportunidades no significa que hombres y mujeres tengamos que ser iguales en todo. De hecho, ninguna persona es igual y debemos partir de ello.
Cada país, cada ciudad, hasta cada pueblo tiene contextos distintos que hacen que cada persona tenga maneras de ser, pensar, sentir y existir distintas.
Sin embargo, como veremos más adelante, sí hay agentes de socialización que inciden en el desarrollo de la persona, como son principalmente los medios de comunicación y los referentes sociales que a través de ellos nos imponen modelos sociales.

Como decíamos, ninguna persona es igual a otra, y ello hace que partamos de distintos peldaños que hacen forzosamente que en el marco educativo tengamos que utilizar herramientas distintas que puedan adaptarse a la realidad de cada alumno/a.
La educación en Igualdad reconoce la existencia de esos distintos peldaños de los que parte cada persona y propugna que puedan llegar a las mismas metas u objetivos, reconociendo a cada persona la diversidad que aporta y las capacidades que tiene independientemente de sus condicionantes biológicos o sociales.
Uno de los retos más importantes de la educación es conseguir un sistema de calidad que responda a las premisas de igualdad de oportunidades, desde el respeto a la diversidad y la formación en valores de ciudadanía y diversidad cultural.
La escuela es uno de los espacios de socialización más significativos desde la que podemos liderar profundos cambios en la construcción de actitudes y valores en los y las chicas, basados en el respeto y la igualdad entre mujeres y hombres, pero para llegar a ese punto, es necesario ser conscientes de todas las variables de discriminación que pueden producirse en el sistema educativo; tales como las que encontramos en el denominado currículo oculto. Así mismo,  la Educación en Igualdad plantea que incorporemos propuestas tanto didácticas como de gestión, relación u organización, que incidan directamente en los procesos de nuestros centros. 
Desde hace décadas se vienen realizando múltiples trabajos de investigación a cerca del funcionamiento del sistema educativo y su influencia en la construcción de los roles y expectativas de las chicas y los chicos en todos los aspectos de la vida social, laboral o afectiva.
Así, los estudios e investigaciones han puesto de manifiesto que existe un currículo implícito u oculto que actúa de forma sexista,  a través del lenguaje, los contenidos escolares, la orientación educativa, las actitudes en ocasiones del profesorado o los libros de texto. Además han señalado cómo los intereses, expectativas o la contribución de las mujeres al desarrollo de la humanidad han sido “olvidados” y desterrados del saber general.
Todo ello ha provocado que sobre el modelo social preponderante, un sistema capitalista y patricarcal, se mueva toda una estructura social que ha ignorado  las aportaciones y valores de las mujeres, así como los mecanismos por los cuales se interioriza  las identidades de género y su relación desigual entre ellas. Todo esto por desgracia sigue siendo una realidad, y es por ello que la Educación en Igualdad es fundamental que sea incorporada en nuestro quehacer diario en las aulas y fuera de ellas.
Por último, es básico tener en cuenta cómo el sistema educativo y la no formación en cuestiones de igualdad incide directamente en las opciones vitales, formativas y profesionales del joven o la joven.
En este sentido, cabría resaltar el estudio dirigido por María Caprile Elola _Olaso “El sesgo de género en el sistema educativo, su repercusión en las áreas de matemáticas y tecnologías en secundaria. Año 2007-2008” el cual describe cómo el proceso vital que trazan los y las jóvenes es uno de los pilares de la identidad juvenil y la elección de estudios científicos y técnicos se continúa relacionando con el sexo al que pertenece el o la joven.
La decisión de escoger opciones científico-técnico u otos caminos, se relaciona con el proceso de construcción de la propia identidad que conlleva la afirmación o negación de un sistema de valores, normas, y expectativas. Un conjunto de variables que interactúan como veíamos previamente, con los agentes de socialización, como son la familia, la escuela o los medios de comunicación.
Todo esto constituye una razón más por la cual debemos fomentar en nuestras escuelas y sociedades la educación en igualdad, de lo contrario continuaremos perpetuando esquemas sociales diferenciados por sexos, manteniendo las discriminaciones existentes sobre la mujer y su no incorporación a la sociedad como sujeto activo y autónomo.
El patriarcado no se derrumba sólo y aunque se den “revoluciones” sociales nadie nos garantiza a las mujeres que dicho sistema no mute y vuelva a perpetuar nuestro rol discriminado. Ni un paso atrás.

Ainhoa Zamora Peralta
Licenciada en Ciencias Políticas. Miembro de ASCURAS y de la Comisión Coordinadora de Jóvenes de IUCM 

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