EDUCACIÓN PARA LA IGUALDAD
UN RETO PARA NUESTRAS ESCUELAS (y nuestra
sociedad).
En un
contexto de recortes salvajes a nuestros derechos como los que estamos
sufriendo a diario, sería raro que la igualdad de oportunidades y las medidas
educativas encaminadas a la transformación del sistema patriarcal no se vieran
afectadas.
El sistema
educativo nos forma para ser autómatas productivos, olvidando que somos
personas y lo que nos hace más fuertes, ciudadanos y ciudadanas conscientes de
nuestros derechos. Ahí es donde me centraré en el artículo, la importancia de
la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su
sexo u orientación sexual desde el sistema educativo.
Una primera
cuestión que debemos tener clara a la hora de plantear cualquier iniciativa
vinculada al concepto de Igualdad, pasa por entender que Igualdad de Oportunidades no significa que hombres y mujeres tengamos
que ser iguales en todo. De hecho, ninguna persona es igual y debemos
partir de ello.
Cada país,
cada ciudad, hasta cada pueblo tiene contextos distintos que hacen que cada
persona tenga maneras de ser, pensar, sentir y existir distintas.
Sin embargo,
como veremos más adelante, sí hay agentes de socialización que inciden en el
desarrollo de la persona, como son principalmente los medios de comunicación y
los referentes sociales que a través de ellos nos imponen modelos sociales.
Como
decíamos, ninguna persona es igual a otra, y ello hace que partamos de
distintos peldaños que hacen forzosamente que en el marco educativo tengamos
que utilizar herramientas distintas que puedan adaptarse a la realidad de cada
alumno/a.
La educación
en Igualdad reconoce la existencia de esos distintos peldaños de los que parte
cada persona y propugna que puedan llegar a las mismas metas u objetivos,
reconociendo a cada persona la diversidad que aporta y las capacidades que
tiene independientemente de sus condicionantes biológicos o sociales.
Uno de los
retos más importantes de la educación
es conseguir un sistema de calidad que responda a las premisas de igualdad de
oportunidades, desde el respeto a la
diversidad y la formación en valores de ciudadanía y diversidad cultural.
La escuela es uno de los espacios de
socialización más significativos desde la que podemos liderar profundos cambios en la construcción de actitudes y valores en los y las chicas,
basados en el respeto y la igualdad entre mujeres y hombres, pero para llegar a
ese punto, es necesario ser conscientes de todas las variables de
discriminación que pueden producirse en el sistema educativo; tales como las
que encontramos en el denominado currículo oculto. Así mismo, la Educación en Igualdad plantea que
incorporemos propuestas tanto didácticas como de gestión, relación u
organización, que incidan directamente en los procesos de nuestros
centros.
Desde hace
décadas se vienen realizando múltiples trabajos de investigación a cerca del funcionamiento del sistema educativo y su
influencia en la construcción de los roles y expectativas de las chicas y los
chicos en todos los aspectos de la vida social, laboral o afectiva.
Así, los
estudios e investigaciones han puesto de manifiesto que existe un currículo implícito u oculto que actúa de
forma sexista, a través del
lenguaje, los contenidos escolares, la orientación educativa, las actitudes en
ocasiones del profesorado o los libros de texto. Además han señalado cómo los
intereses, expectativas o la contribución de las mujeres al desarrollo de la
humanidad han sido “olvidados” y desterrados del saber general.
Todo ello ha
provocado que sobre el modelo social preponderante, un sistema capitalista y
patricarcal, se mueva toda una estructura
social que ha ignorado las aportaciones
y valores de las mujeres, así como los mecanismos por los cuales se
interioriza las identidades de género y
su relación desigual entre ellas. Todo esto por desgracia sigue siendo una
realidad, y es por ello que la Educación en Igualdad es fundamental que sea
incorporada en nuestro quehacer diario en las aulas y fuera de ellas.
Por último, es
básico tener en cuenta cómo el sistema educativo y la no formación en
cuestiones de igualdad incide
directamente en las opciones vitales, formativas y profesionales del joven
o la joven.
En este
sentido, cabría resaltar el estudio dirigido por María Caprile Elola _Olaso “El sesgo de género en el sistema
educativo, su repercusión en las áreas de matemáticas y tecnologías en
secundaria. Año 2007-2008” el cual describe cómo el proceso vital que
trazan los y las jóvenes es uno de los pilares de la identidad juvenil y la
elección de estudios científicos y técnicos se continúa relacionando con el
sexo al que pertenece el o la joven.
La decisión
de escoger opciones científico-técnico u otos caminos, se relaciona con el
proceso de construcción de la propia identidad que conlleva la afirmación o
negación de un sistema de valores,
normas, y expectativas. Un conjunto de variables que interactúan como
veíamos previamente, con los agentes de socialización, como son la familia, la
escuela o los medios de comunicación.
Todo esto
constituye una razón más por la cual debemos fomentar en nuestras escuelas y
sociedades la educación en igualdad, de lo contrario continuaremos perpetuando esquemas sociales diferenciados por sexos,
manteniendo las discriminaciones existentes sobre la mujer y su no
incorporación a la sociedad como sujeto activo y autónomo.
El
patriarcado no se derrumba sólo y aunque se den “revoluciones” sociales nadie
nos garantiza a las mujeres que dicho sistema no mute y vuelva a perpetuar
nuestro rol discriminado. Ni un paso atrás.
Ainhoa
Zamora Peralta
Licenciada en Ciencias Políticas. Miembro de ASCURAS y de la Comisión Coordinadora de Jóvenes de IUCM
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