En Andalucía la militancia de Izquierda Unida ha hablado: IU entra a formar parte del Gobierno de la Junta con una amplio respaldo de sus bases.
La decisión no ha sido sencilla. No se trataba sólo de valorar si el PSOE en Andalucía, con una trayectoria muy criticada por IU, puede llegar a estar a la altura de asumir las líneas estratégicas oportunas para llevar a cabo una alternativa social a la crisis tal y como se pretende desde Izquierda Unida. Es que, además, hay que tener en cuenta que las decisiones adoptadas por el Partido Socialista en el marco nacional desde hace 3 años como los sucesivos recortes al dictado de Ángela Merkel o la inclusión en la Constitución de la doctrina neoliberal del Déficit Cero, han provocado que la militancia de Izquierda Unida nos hayamos situado en los últimos tiempos tajantemente en frente del Partido Socialista y, por tanto, no es tarea fácil dar un voto de confianza a una organización que es capaz de obviar totalmente su programa electoral con la excusa, propia de la derecha, del "no queda más remedio".
Esta disyuntiva en la que se ha visto inmersa Izquierda Unida en Andalucía de llegar o no a acuerdos con un partido que ante la dificultad ha demostrado que traiciona a su electorado de izquierdas, no es un caso aislado. Es común, fundamentalmente a nivel municipal, que los resultados electorales propicien la posibilidad de acuerdos entre ambas organizaciones políticas.
El sentido que Izquierda Unida le da a estas alianzas es el de trabajar para provocar un giro a la izquierda en las políticas que habitualmente lleva a cabo el PSOE cuando gobierna solo. Allí donde se obtienen resultados en este sentido los pactos son positivos puesto que repercuten directamente en el bienestar de los ciudadanos y las ciudadanas. Si, por el contrario, dicha alianza no se traduce en un proyecto político de defensa del empleo y de los servicios públicos, quienes formamos parte de Izquierda Unida tenemos claro que no hay acuerdo posible. Precisamente en Parla, hace pocos meses rompimos un Pacto de Gobierno con el PSOE tras su decisión unilateral de despedir trabajadores.
Seguramente los Medios de Comunicación darán una visión negativa del proceso vivido ayer por parte de IU en Andalucía, ya estamos acostumbrados, y no es casual. Los que creemos en el proyecto de Izquierda Unida somos conscientes de que el modelo de estado que defiende nuestra organización, choca frontalmente con los intereses de las grandes empresas de comunicación. Esto no nos inquieta en absoluto, pues hay otras maneras de llegar al ciudadano más complejas, pero sin duda más eficaces como el trabajo en la calle o con el ejemplo de actitudes intachables como la que ha tomado IU en Andalucía al abrir un proceso democrático para decidir su postura en esta legislatura.
Los compañeros de Izquierda Unida en Andalucía no lo van a tener fácil, han de trabajar en la protección social y en la defensa de los Servicios Públicos y del Estado de Bienestar con un aliado acostumbrado a "mandar" solo y mal, y lo que es peor, con una Gobierno Estatal que está ahogando a las administraciones hasta límites insospechados y que, además, amenaza con intervenir a las Comunidades Autónomas que no cumplan su modelo económico de reducción del déficit.
Hoy se abre una nueva etapa en Andalucía con muchas incógnitas y dificultades, pero lo que es un hecho objetivo es que el proceso que se ha vivido, que como el propio coordinador General de IULV-CA, Diego Valderas ha señalado, ha sido "pionero y decisivo", responde a una necesidad que la ciudadanía, no sólo la militancia de IU, viene reivindicando: aumentar los cauces democráticos. Por ello, este acto dignifica a mi organización, Izquierda Unida, y es un gesto más que marca nuestra diferencia.
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