Señorías, quiero comenzar mi intervención con el recuerdo a todas las víctimas del accidente de Santiago. Todos los que hemos pasado por allí hemos podido comprobar una solidaridad ciudadana ejemplar y la extraordinaria labor de los empleados públicos. Hoy y para el futuro el mejor homenaje que se les puede hacer a las víctimas es que no quede ni un solo kilómetro de vía férrea en España sin las adecuadas garantías de seguridad, con la tecnología que acompaña a nuestra sociedad en este tiempo.
Señor Rajoy, ‘sólo quien tiene algo que esconder en el Gobierno trata de ocultar la verdad en el Parlamento’. Es una cita de la vicepresidenta del Gobierno, que escribió en un tweet en la legislatura anterior dirigida a Rodríguez Zapatero. Hoy se la dedico a usted. Porque usted llega a esta Cámara por voluntad propia, sí, pero del ronzal, hay que reconocerlo. Llega presionado por la opinión pública, por los grupos de esta Cámara, por la pésima imagen internacional, y por la presión de su propio partido y de sus votantes.
Le agradecemos las explicaciones, son muchas más que la respuesta a la Prensa, pero usted nos presenta un chivo expiatorio que es el señor Bárcenas. Es una sesión que parece de punto final, y tengo que decirle que no le creemos nada. Es nuestro derecho. Fin de la cita.
Al igual que lo que un día fueron unos ‘hilillos de plastilina’ acabaron siendo una inmensa catástrofe ambiental, ahora la historia de que ‘nadie podrá demostrar que Bárcenas no es inocente’ se ha convertido en el mayor escándalo de corrupción de la democracia en su partido. No acierta usted ni con los hilillos ni con los amigos.
No es bueno enviar mensajes de ánimo a los delincuentes desde la Presidencia del Gobierno, sobre todo cuando han trabajado para la familia política, para la causa, para la trama de corrupción tejida entre empresarios corruptores y recogedores de sobres corruptos. En su partido han ido demasiado lejos y hoy hablar del estado de la Nación es hablar del ‘estado de la corrupción’ en el Partido Popular.
Lo dijo su portavoz el señor Alonso -no está en la Cámara ahora mismo- en la Diputación Permanente del pasado 11 de julio. Estas exactamente fueron sus palabras: ‘eso es lo que le preocupa al Partido Popular, una trama de corrupción que sí ocurrió en el Partido Popular. Y claro que nos preocupa, y claro que nos parece repugnante, y claro que lo queremos cambiar’. Es una trama de corrupción que sí existió en el Partido Popular. Todos los imputados en el ‘caso Gürtel-Bárcenas’ son o han sido altos dirigentes o importantes cargos públicos del Partido Popular. El problema es que esa trama de corrupción y otras tramas han hecho posible el saqueo de este país.
La corrupción ha sido un factor importante en el modelo productivo perverso que ha logrado que la crisis sea más profunda y duradera en España. La corrupción es el medio que usan los que no se presentan a las elecciones para seguir mandando y trasladar sus decisiones al poder político.
Hace un año ya le pedimos una comisión de investigación sobre el desastre financiero creado al calor de la ‘burbuja inmobiliaria’. Hasta en cinco ocasiones impidieron ustedes su creación. Les hemos pedido también un Pleno monográfico sobre la corrupción, así como la creación de una comisión de investigación sobre la financiación irregular de los partidos políticos, que también nos han denegado, la última vez en la Diputación Permanente.
Pensábamos nosotros, ingenuamente, que ustedes serían consecuentes con lo que figura en la página 173 de su programa electoral, que dice literalmente que ‘la lucha contra la corrupción es uno de los objetivos fundamentales del Partido Popular, ya que el funcionamiento del sistema democrático no debe quedar nunca en entredicho por actitudes permisivas, indolentes y exculpatorias ante la gravedad de determinados comportamientos’. Es lo que dice su programa electoral. Está claro que no han sido consecuentes, y que esta negativa a investigar la corrupción obedece a que debajo de la alfombra no sólo estaban los Gobiernos anteriores, el Banco de España, los banqueros y altos ejecutivos, sino también la trama de corrupción a la que aludía el señor Alonso.
Nosotros le pedimos la dimisión en el debate sobre el estado de la Nación por dos razones, por su estafa electoral violando el programa prometido y por la supuesta financiación irregular y competir ‘dopados’ en las elecciones. Hoy le sumamos una tercera razón: que han montado su Gobierno sobre una gran mentira a los ciudadanos.
La violación de lo que prometieron a los ciudadanos es una auténtica estafa electoral. Han perdido su legitimidad de ejercicio por hacer lo contrario a lo que dijeron, y con los incumplimientos, con las mentiras, han perdido su legitimidad de origen.
La última mentira sobre los 36.000 millones de euros de recursos del FROB que el FROB da por perdidos. Los asume el Estado y usted aseguró precisamente en este Senado que ‘nunca lo pagarían los contribuyentes’. Todos estos incumplimientos han tenido consecuencias. Está sufriendo mucha gente en este país: los seis millones de parados, más de tres millones sin ayuda; los dependientes; los jóvenes con más tasas, sin beca y sin esperanza, con la ideología clasista de la ‘ley Wert’; los cada vez más excluidos, más pobres; los desahuciados de la vivienda; los estafados por las preferentes -ya sabemos que hay responsabilidades anteriores-; quienes queremos y creemos en la Sanidad Pública que ustedes ponen en peligro allí donde gobiernan por sus ansias privatizadoras; los pensionistas presentes y futuros con ese informe del comité de supuestos expertos, que en su mayoría no son otra cosa que ‘soldados de fortuna’ de las entidades financieras, que sólo pretenden recortar pensiones para potenciar el negocio de los planes privados de la Banca y las aseguradoras en el futuro.
Han alimentado una legión de parados, desahuciados, exiliados económicos. Se van miles de jóvenes con las maletas llenas de títulos universitarios que en esta España ya no valen. Lo que realmente ha hecho ha sido aplicar las imposiciones de la troika, con una finalidad política e ideológica precisa, aprovechar la crisis para desmantelar los derechos sociales y sindicales con el objetivo de sobreexplotar a los trabajadores e incrementar los beneficios del capital.
Decía David Harvey que ‘la crisis es un golpe de Estado que distribuye la riqueza hacia arriba’. No hay nada técnico, es la lucha de clases. Todo este desastre no se entendería sin la corrupción sistémica, que tiene mucho que ver con la corrupción en su partido y la financiación ilegal. Es la segunda razón por la que le pedíamos y le pedimos la dimisión.
Señorías, aquí el problema no reside únicamente en que algunos dirigentes del Partido Popular y ciertos miembros del Gobierno hayan estado percibiendo sobresueldos y los hayan declarado o no, que ya sería grave por sí mismo. El problema es el origen de los fondos con los que se han estado financiando esos sobresueldos y, mucho peor, el hecho de haber concurrido a las elecciones ‘dopados’ con fondos ilegales.
Es doblemente grave porque la percepción de esos fondos no sólo ha sido irregular por hacerse al margen de la ley, sino porque esas entregas han tenido como consecuencia sus correspondientes mordidas, concesiones urbanísticas, licitaciones, permisos y aprobaciones de obras, con lo cual la competencia desleal y fraudulenta se ha producido en una doble vertiente; por un lado, la de los empresarios que se han beneficiado de esos donativos y que han competido en clara ventaja respecto al resto de empresas, y por otro lado está la parte que afecta a los partidos políticos, ya que en vista de las acusaciones realizadas por su propio ex tesorero y amigo, y de los indicios que obran en poder de la Justicia, ustedes habrían competido electoralmente con muchos más recursos que el resto de organizaciones políticas y de forma tramposa.
Ahora entendemos su empeño en recortar las subvenciones a partidos y sindicatos, es que a ustedes no les hacía falta porque se financiaban con otros medios.
La comunión entre empresarios y corruptores, corruptores y políticos corruptos es el mejor exponente de ese ‘neoliberalismo cañí’ que ustedes defienden, libre mercado y libre competencia, pero sólo para algunos amigos donantes. Un empresario honesto tiene pocas posibilidades de ganar un concurso o una licitación frente a otro que haya pasado por caja. ¿Qué puede hacer frente a eso la innovación, la calidad, el servicio o la competencia? ¿Cómo pueden dirigirse a quienes llaman emprendedores para que se endeuden, hagan un plan de negocio y contraten, si luego el acceso a las adjudicaciones de obras y servicios depende de que se les vea por determinadas sedes?
Abundan los ejemplos de este tipo de mamandurrias y sus detalles. Le voy a poner dos ejemplos. Baleares, el ‘caso Escala’, con la condena de un ex dirigente del Partido Popular por trama corrupta. Y Valencia, ‘caso Sedesa’, con los Cotino y su acceso a obras sin ganar concursos previos.
Este modelo ha dañado la política y la economía, incrementando los precios de las obras públicas, productos y servicios, impulsando infraestructuras innecesarias, alimentando el déficit público y la inflación, falseando la competencia, y desanimando al contribuyente honrado que constata el uso indebido de sus impuestos. No es difícil entender que los que dieran donativos tuvieran también créditos temerarios de las cajas de ahorros saqueadas, para entre otras cosas realizar obras innecesarias. Es más, le hemos pedido al Gobierno que nos dé datos sobre los créditos impagados concedidos por las entidades intervenidas, y nos han negado la información.
Dicen ustedes que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Algunos en este país se han corrompido por encima de las posibilidades del país.
La trama de corrupción de la que hablamos es central, pero también está en las comunidades autónomas. Valgan como ejemplo los más de 4.000 millones de euros en concesiones a obras públicas a las empresas donantes que figuran en la lista del propio Bárcenas sólo en la Comunidad Valenciana. Es una obscenidad que mientras algunos dirigentes como Camps y Barberá se reían montados en un Ferrari por las calles de Valencia ahora, como consecuencia de aquellas políticas, millones de españoles estén perdiendo su empleo, su casa, sus hospitales, sus escuelas y sus pensiones.
Señor Rajoy, según la declaración ante el juez de su amigo y ex tesorero, su partido habría estado financiándose irregularmente durante al menos los últimos 20 años. Hoy lo sabemos porque se ha roto la omertà. Su persona de máxima confianza, nombrado tesorero por usted y alabado y bendecido por el partido hasta hace cuatro días, ha pasado a ser un proscrito del Partido Popular.
Han mentido tanto, tantas veces y tantos portavoces que ahora han perdido toda la credibilidad. Tienen el Gobierno montado sobre una gran mentira. Esa inmensa mentira es la tercera razón por la que le pedimos su dimisión.
En el comunicado del PP del 28 de julio de 2009, al albur de las informaciones de Gürtel, además de subrayar la lealtad del señor Bárcenas se dijo: ‘el Partido Popular confía en la inocencia de Luis Bárcenas y en que así se demostrará en los tribunales de justicia. El Partido Popular quiere manifestar su reconocimiento a los más de 28 años de servicio de Luis Bárcenas a nuestro partido, que han sido ejemplo de profesionalidad y buen hacer’. El 7 de octubre de ese mismo año se decía por el mismo Partido Popular, en otro comunicado, que se reconocía la existencia de una trama de corrupción para aprovecharse, decían, del Partido Popular.
Hasta ahora, después de tener ese conocimiento, la única querella contra Bárcenas y los empresarios corruptores ha sido la que han presentado Izquierda Unida y otras asociaciones. ¿Por qué no han presentado ustedes la querella contra Bárcenas, y sólo se han querellado contra los mensajeros que airearon los papeles? Es una respuesta que necesitamos.
En ese mismo comunicado vertían una frase que muy pocos de los que están aquí se atreverían a suscribir: ‘Garantizamos a todos los españoles que la inmensa mayoría de los dirigentes y representantes del PP son ejemplo de honestidad y trabajo al servicio de los españoles’. ¿Quién mantendría esa frase hoy aquí en esta Cámara? Si su secretaria general no confía en los dirigentes de su propio partido, ¡cómo esperan ustedes que lo haga la sociedad española, cuando ha dicho su secretaria general que no ponía la mano en el fuego por nadie nada más que por su familia! Está dicho en una entrevista que le hicieron los medios de comunicación. Es imposible, por tanto, que pueda poner confianza en la sociedad española con esas afirmaciones en el Partido Popular.
Su historia de incongruencias y declaraciones ha ido a más. El día 8 de abril de 2010 el Partido Popular reconocía la magnífica gestión durante esos años de Luis Bárcenas. ¿Van ustedes recobrando la memoria? El culmen de despropósitos y declaraciones desafortunadas llegaba de la mano de la señora Cospedal. La indemnización ‘pactada o simulada o en diferido’, junto con la supuesta relación laboral de Bárcenas con el PP hasta 2010, han sido tremendas mentiras, una mentira tras otra. ¡Pero si el señor Bárcenas mantuvo despacho, secretaria, sueldo, alta en la Seguridad Social, coche y hasta le pagaron los abogados de la defensa!
La responsabilidad política, señor Rajoy, está antes que la responsabilidad penal. Es una cita del señor Trillo y yo estoy de acuerdo con ella, porque cuando un presidente se equivoca en un caso de tal gravedad no bastan el arrepentimiento y las disculpas, sino que es necesario asumir las responsabilidades, y usted debe asumir las responsabilidades.
Han negado la relación con Bárcenas, Cospedal, Alonso, Floriano, Montoro y usted mismo. Son mentiras contrastadas a las que ni siquiera ustedes han podido rebatir. Las mentiras tienen las ‘patas muy cortas’ y le han delatado los famosos mensajes de móvil que se han conocido, y en los que usted animaba a ‘resistir’ a su ex tesorero y amigo. Señor Rajoy, ¿a resistir el qué y ante quién? ¿Para qué? Porque cuando usted mandaba mensajes de aliento y de resistencia al señor Bárcenas ya se conocían las cuentas en Suiza y, por tanto, el hecho de que Bárcenas era un delincuente. ¿Por qué esos mensajes entonces? ¿Por qué le mandaba los mensajes? ¿Cuál es el pacto que usted y su partido tenían con el señor Bárcenas? Explique qué pacto tenían y por qué el señor Bárcenas se sintió liberado según los mensajes que le envió en el último momento.
Señor Rajoy, los 48 millones de euros en las cuentas de Bárcenas supondrían, por poner un ejemplo, que durante 27 años cada día se llevaba 1 millón de pesetas a las cuentas del extranjero. ¿No se enteró nadie? ¿Nadie lo supo? ¿Cómo es posible que ni el presidente ni los secretarios generales conocieran esas prácticas? ¿Es que no les pedían cuenta los empresarios que entregaban dinero? Si eso era la sisa, señor Rajoy, ¿cuánto era el principal? Esa es una pregunta importante que tiene que responder.
¿Puede explicarnos si el diseño financiero que el señor Bárcenas atribuye a Blesa fue encargado por el Partido Popular? Por cierto, este país no entiende que el señor Blesa entre dos veces en la cárcel, se le saque de manera inmediata y, además, por petición directa de la propia Fiscalía en nuestro país. Eso le cuesta entenderlo a nuestra gente y alguna gente se acuerda del ‘caso Naseiro’, y hoy este país no está por el ‘caso Naseiro’.
Quien sueñe que se puede producir una nulidad y que la nulidad es impunidad que se olvide, porque este país no está como cuando se hizo la nulidad del ‘caso Naseiro’. Señor Rajoy, ¿por qué el PP tuvo tanto interés en quitarle el caso al juez Bermúdez? ¿Por qué, y le pregunto, telefoneó usted al presidente del Consejo del Poder Judicial, Gonzalo Moliner, en la mañana del 21 de marzo, interesándose por la disputa de dos jueces para llevar el ‘caso Bárcenas’?
Es la hora, señor presidente, señor Rajoy, de la regeneración democrática, de denunciar la puerta giratoria como símbolo del bipartidismo que se refleja en los casos de González y Aznar, en demasiados ministros y ministras de todos los gobiernos que han pasado a las empresas privadas para las que ahora trabajan. Los ciudadanos quieren y tienen derecho a saber la verdad.
Voy concluyendo, señor presidente. Este país necesita seguridad jurídica, credibilidad y estabilidad. La seguridad jurídica reside en que todos los empresarios sepan que pueden competir sin trampas. La credibilidad requiere políticos honrados y honestos. La estabilidad está también en que la financiación de los partidos políticos sea pública, clara y transparente, y no de empresas por la puerta de atrás ni por la puerta de delante, porque luego se tiene que poner el Boletín Oficial del Estado a su servicio. Para tener estabilidad tiene que haber cohesión social. Un país no puede ser estable con seis millones de parados, no puede ser estable con este grado de exclusión social. Su estabilidad no puede basarse en rescatar a la Banca y condenar a las personas. Esa estabilidad se consigue con transparencia y no con la perversión de la democracia. La estabilidad está en poner el Boletín Oficial del Estado al servicio del interés general y no al servicio de intereses espurios.
Señor Rajoy, usted hoy no es creíble, no es garantía de estabilidad, y está condenado socialmente por la mayoría de la sociedad española. No se puede construir el futuro bajo las sospechas de las sombras del pasado, y este debate no puede ser una ley de punto y final. Asuma usted su responsabilidad. Hágale usted un favor a España. Dimita y convoque elecciones generales para darle la voz al pueblo. La regeneración democrática hoy pasa necesariamente por ahí.
Cayo Lara, Coordinador federal de Izquierda Unida y diputado en el Congreso por Madrid.
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